La carne de conejo es una carne muy apreciada por sus propiedades nutricionales y organolépticas (sabor, aroma y textura). Se considera una carne magra o "blanca", no ya por su menor cantidad de mioglobina (proteína que da color a la carne), sino más bien por la cantidad y la calidad de su grasa.
La carne de conejo es un alimento de gran versatilidad gastronómica y, por lo tanto, admite una amplia variedad de preparaciones culinarias. Se puede preparar asado, al horno, a la plancha, salteado, rehogado con verduras, estofado, cocido, marinado, guisado, confitado, frito... y bien puede participar como entrante o como parte integrante del plato principal, sólo o acompañado de guarnición. Casa a la perfección con multitud de hierbas aromáticas (laurel, perejil, tomillo, romero, eneldo, etc.) que, a su vez, potencian sus cualidades organolépticas, con frutos secos, setas, verduras, arroz, legumbres, etc.