Las trufas italianas ya eran apreciadas en tiempo de los grandes faraones egipcios y por los griegos y romanos que les atribuían unas virtudes afrodisíacas. Pero, no fue hasta el siglo XVIII que las trufas italianas se convirtieron en un ingrediente gastronómico de gran lujo. Hoy en día la trufa italiana sigue siendo un ingrediente muy apreciado por sus características afrodisíacas y por ser el aromatizante por excelencia. La trufa se puede usar para condimentar o aromatizar una gran variedad de platos con un toque distintivo.
Existen diferentes especies de la trufa, destacando la trufa negra y la blanca. La trufa negra es la segunda especie con un mayor valor en el mercado, asociada a los robles, cerezos, avellanos y demás árboles de hoja caduca. La cosecha de la trufa negra se realiza a finales de otoño e invierno. Por su lado, la trufa blanca es la que mayor valor comercial tiene. Su origen se sitúa principalmente en las zonas de Langhe y Montferrat, Piamonte, en el norte de Itàlia.