PONTHIER
Tierra volcánica rodeada de montañas, Sicilia presenta un terruño muy fértil para el cultivo de cítricos. Sus suelos drenantes, ricos en rocas calcáreas, arenas amarillas finas y minerales, son la base ideal para los cítricos. La exposición permanente y natural al sol de la isla contribuye también a la gran calidad de las frutas sicilianas. Así, allí se encuentra una de las mejores calidades de mandarina, que se produce respetando la tradición local, sinónimo de tonicidad y frescor. Bañada por el sol, su pulpa es especialmente sabrosa, su aroma fuerte, su color vivo, su acidez equilibrada y su amargor ligero. Gracias a estas numerosas calidades, las mandarinas de Sicilia han sido seleccionadas para ilustrar los proyectos de la fundación Slow Food dedicados a la biodiversidad.